¿Cómo le va, mi buen lector? Aprovecho para agradecer infinitamente el tiempo que empleará leyendo una cuantas ideas de su servidor. Espero que los próximos párrafos sean de su agrado para que podamos disfrutar juntos de la riqueza que nos ofrece el mundo del documental.
Empezaremos este viaje con una obra de la más grande documentalista de la historia: Agnés Varda. Si usted no se encuentra de acuerdo conmigo, le sugiero que revise los siguientes trabajos (Cléo from 5 to 7, Le bonheur, Vagabond). Sin embargo, en esta ocasión empezaremos analizando un extraordinario documental que nos muestra todo el comillo que posee Agnés Varda después de tantos años en este oficio. “Los Espigadores y la Espigadora” a primera instancia pareciera un documental bastante simple a cerca de un tema no muy interesante. No obstante, Varda maneja muchísimos niveles discursivos que terminan por volverse fascinantes.
Varda empieza esta travesía con una definición de diccionario y poco a poco va encadenando situaciones aparentemente episódicas a cerca de los diferentes espigadores en Francia. Por otro lado, Varda no sólo se remite a su extraordinaria habilidad para vincular temáticamente, sino que empieza a hornear diversos niveles discursivos. Varda empieza por intercalar las múltiples situaciones con canciones hip hop que dejan muy clara su postura de denuncia ante el desperdicio y las condiciones en las que se encuentra su país. Por otro lado, Varda realiza analogías constantes entre la recolección de comida y la recolección de imágenes. Finalmente, llega a un nivel metartístico en el que reflexiona sobre el fin de su actividad creativa y de su vida per se.
Este es un gran documental que por la habilidad de Varda, provoca que se tome una postura y gran interés, de una manera muy sutil. Una vez más, agradezco el tiempo invertido en la lectura de los anteriores párrafos y espero verlo de regreso para que descifremos juntos el vastísimo mundo del documental.
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